sábado, 10 de septiembre de 2011

Campanas de boda

A mi querida hija:
Parece que fue ayer cuando aprendiste a andar, todavía recuerdo tus primeras palabras, lo emocionante que fue para ti y para nosotros tu primer día en la escuela, en un cajón guardo tu primer diente, aún resuena en mis oídos el barullo de tus travesuras, y es que por muchos años que se pasen tú seguirás siendo mi niña, “mi trasto”.No puedo retenerte bajo mi tutela, no se le puede poner limites al viento, siempre fuiste un espíritu indomable, pero si de algo he de estar orgulloso es de tu madurez, de la sensatez que vienes demostrando en lo que se refiere a tu futuro, pero siempre encontraras en nosotros, tu familia, el apoyo que necesites, y es que por muchos años que se pasen tú seguirás siendo mi niña, “mi trasto”.Agradezco, vuestra presencia, a todos los que han acudido a acompañarnos en este día tan especial, pero si a alguien tengo que agradecerle algo es a mi niña, “mi trasto”, pues con su llegada iluminó aún más la llama que manteníamos viva su madre y yo, fue el aire fresco, ha sido el punto de unión, es el motivo de nuestra vida, será fuente inagotable de momentos inolvidables. Por eso te digo Lidia, gracias por estar con nosotros, gracias por ser como eres, gracias por dejarnos compartir un pedacito de tu vida. 





Cantaban los ruiseñores en los jardines de la Alhambra,Susurraba el agua por entre las fuentes,La noticia corría de un lugar a otro de Granada,Una bella mora se casaba.Iba hacia el altar sonriente,Del brazo de un orgulloso padre,Entregaba su más preciado diamante,A un apuesto pretendiente.Al amparo de sierra nevada,Entre rojas granadas y verde aceite,Agasajados los invitados en un grandiosos banquete,Celebraron la unión de esta pareja agraciada.Cantaban los ruiseñores y susurraba el agua,La felicidad de esta pareja está asegurada.

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