domingo, 18 de septiembre de 2011

La amistad no se olvida

Un perro yo tenía, que para que le acariciara la panza, se ponía panza arriba, corriendo se pasaba todo el día, de la cocina al salón, del salón a la cocina. Era pequeñito y suave, como una madeja de lana, me pasaba mañana y tarde acariciando su panza, por mucho que lo acariciase jamás me cansaba. Un perro yo tenía, que cuando lo llamaba siempre acudía, movía su rabo para demostrarme su alegría. Largos eran los paseos que con él me daba, desde mi calle hasta la plaza, hiciera mal día o bonanza, atado con su correa o suelto de ella. Yo tenía un perro, mi fiel compañero, mi amigo del alma. Un perro yo tenía que le ladraba al vecino de arriba, extraña relación la que ellos tenían, de amor y odio, de cariño y simpatía, cuando mi perro se marchó, seguro que mi vecino alguna lagrima derramó. Mi perro en realidad era una perrilla, que por nombre “Nuca” tenía, era una juguetona pequinesa, de color canela, curiosa y traviesa, el silencio ha ocupado su sitio, su presencia ha dejado lugar a un gran vacío, ya no corre por lo pasillos, ya no le ladra al vecino, ya no se pone panza arriba, se nos marchó un mal día, nos dejó sin su compañía. Aún creo que detrás de la puerta me estás esperando, que cuando la abra te voy a ver saltando. Un perro yo tenía, que me ha dejado triste y solo en mi agonía, ella todo se lo merecía, todo el mundo la quería, mientras estés en mi recuerdo, seguirás estando viva, corriendo de la cocina al salón y del salón a la cocina.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Campanas de boda

A mi querida hija:
Parece que fue ayer cuando aprendiste a andar, todavía recuerdo tus primeras palabras, lo emocionante que fue para ti y para nosotros tu primer día en la escuela, en un cajón guardo tu primer diente, aún resuena en mis oídos el barullo de tus travesuras, y es que por muchos años que se pasen tú seguirás siendo mi niña, “mi trasto”.No puedo retenerte bajo mi tutela, no se le puede poner limites al viento, siempre fuiste un espíritu indomable, pero si de algo he de estar orgulloso es de tu madurez, de la sensatez que vienes demostrando en lo que se refiere a tu futuro, pero siempre encontraras en nosotros, tu familia, el apoyo que necesites, y es que por muchos años que se pasen tú seguirás siendo mi niña, “mi trasto”.Agradezco, vuestra presencia, a todos los que han acudido a acompañarnos en este día tan especial, pero si a alguien tengo que agradecerle algo es a mi niña, “mi trasto”, pues con su llegada iluminó aún más la llama que manteníamos viva su madre y yo, fue el aire fresco, ha sido el punto de unión, es el motivo de nuestra vida, será fuente inagotable de momentos inolvidables. Por eso te digo Lidia, gracias por estar con nosotros, gracias por ser como eres, gracias por dejarnos compartir un pedacito de tu vida. 





Cantaban los ruiseñores en los jardines de la Alhambra,Susurraba el agua por entre las fuentes,La noticia corría de un lugar a otro de Granada,Una bella mora se casaba.Iba hacia el altar sonriente,Del brazo de un orgulloso padre,Entregaba su más preciado diamante,A un apuesto pretendiente.Al amparo de sierra nevada,Entre rojas granadas y verde aceite,Agasajados los invitados en un grandiosos banquete,Celebraron la unión de esta pareja agraciada.Cantaban los ruiseñores y susurraba el agua,La felicidad de esta pareja está asegurada.

sábado, 3 de septiembre de 2011

De un padre a un hijo


El ruido de esa gota de agua que resbala por la boquilla del grifo, esa gota que incesantemente atormenta mis oídos, un rítmico ruido que golpea el esmalte del lavabo, esa gota que atesora en su interior el tiempo transcurrido, esa gota de agua relantiza mi existencia, hace posible que el transcurrir del segundero dure más de un segundo, que las horas se vuelvan eternas, que aprecie el movimiento de las estrellas, que saboree el dulce néctar del aire, que me conmueva con una caricia, que llore como un niño. Gotas que se escurren por entre los dedos de mi mano, escapáis de la prisión en la que me veo, aislado del tumultuoso río de vida que me rodea, inundaciones de amor desbordadas, y yo tan solo soy un espectador, y casi nunca consigo comprender el significado de lo que veo, no alcanzo a entender este mundo tan lleno de sentimientos contradictorios, cae a mis pies la venda de mis ojos, el egocentrismo amenaza con desaparecer y dejarme a solas con el dolor, ya ni esa gota de agua traviesa es capaz de distraer mi pensamientos, que vagan como alma en pena, atravesada por los dardos de la injusticia pueril de la justicia divina, como esas gotas que aparecen y desaparecen ha sido tu compañía, tan breve, tan breve, que apenas he podido conocerte, gota que ya no resbala por la boquilla del grifo, gotas que brotan de los ojos y riegan la tierra que debiste pisar. El corazón se me empequeñece de tal forma que me duele, nubla mi vista, aturde mis sentidos, la ultima mirada, la ultima palabra, el ultimo gesto, no es de un niño, pertenece a un ángel.