El calor de mayo se hace tozudo,
Buscando oasis de piedra en la ciudad,
Buscando rincones de silencio y paz,
Un banco me ofrece su asiento duro.
Los cipreses derraman sombra y bondad,
Sus frondosas ramas hacen de escudo,
Ofreciéndome un espacio seguro,
Donde la recompensa es descansar.
Foráneos ávidos de monumentos
Visitantes llenos de curiosidad,
Compartimos juntos este momento,
Presos de los pájaros y su cantar,
Cómplices de su jaula de cemento,
Testigos silenciosos de su penar