domingo, 26 de octubre de 2025

Mi mente


 El color del mar es rojo,  

azul es el color de la hierba,  

las nubes son verdes oscuras,  

el color de tus ojos me asusta.  


En la orilla, pájaros sueño pescar,  

en el monte, tiburones temo encontrar,  

perros violetas he visto volar,  

de las invenciones de mi mente  

no sé a cuál temer más.  


Embravecida, la mar ardía,  

mientras tanto, la hoguera se mantenía fría.  

Puerta giratoria en mi casa,  

nunca de entrada, siempre de salida.  


Jaulas encerradas en pájaros,  

libros llenos de garabatos,  

gritos de mudos transistores,  

psiquiatra como único guardián,  

celoso carcelero de mis temores.


El gato

 


Piedra, papel y tijera,

el gato sube por la escalera.

Paso a paso se hace camino,

el tejado es su destino.


El niño lo busca,

el perro le ladra.

El gato va subiendo,

y a la cornisa se encarama.


El pajarillo le canta:

“Muy alto te has subido,

ahora, ¿quién te baja?”


El gato se asusta,

un miedo profundo

paraliza sus patas.


Maúlla angustiado,

suplicando ayuda.

El pajarillo lo ha intentado,

no te quepa duda.


El perro, que lo ve,

intenta desesperado

subir por la escalera,

esfuerzo en vano,

él no es tan osado.


El perro avisa al niño,

el niño avisa a su padre.

Que no hay peor destino

que insistir en el mismo desastre.



La guadaña

 


Era vizco de un pie y tuerto del otro.  

Decir que tenía joroba es quedarse corto.  

La enormidad de sus manos no podía esconder la deformidad de sus dedos.  

Pústulas de grasa recorrían todo su cuerpo.  

Sus extremidades, alineadas cual garabato de un niño.  

Su mirada la dio por perdida, o quizás la escondió en un espeluznante guiño.  

Sobre lo blando de su cara predominaba su aspecto más duro.  

Vestía con capucha y capa larga, todo de oscuro.  

Muchos son los que decían que jamás tuvo suerte.  

Otros la conocieron como Catrina, la huesuda, la Parca o la Muerte.