Condenado por cometer
mil y una barrabasada.
Una aseveración como pena,
la suerte está echada.
La vida a tragos,
en vasos vacíos de confianza.
Aguardiente sin color
y una vida sin esperanza.
Hirientes miradas
violan el velo de mi coraza.
Fríos puñales de hielo
atraviesan mi piel quemada.
Llegada del invierno
de una existencia que colapsa.
En pétreos colchones
mi dolorido cuerpo descansa.
La calle, mi refugio,
las estrellas como mi manta.
La vida o la muerte
es la sorpresa de cada mañana.
los dados del destino
tienen la tirada amañada.
El futuro está escrito en el cielo,
la suerte está echada.

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