martes, 1 de noviembre de 2011

Eterna despedida

Se me hace difícil escribirte estas líneas, acabo de despedirme de ti y ya te echo de menos, este viaje nos separará para siempre y aún sabiéndolo no estoy triste, sé que me recordarás, y como yo, te sentirás feliz al recordar esos momentos en los que estuvimos juntos, por mucho que te dijese que te quiero, creo que no te lo dije lo suficiente, por muchos besos que te diera, creo que aún te podía haber dado más, por mucho que cogiese tus manos y mirase profundamente a tus ojos, jamás te dije lo feliz que he sido a tu lado, mi novia, mi mujer, mi amante. Sé que todas las despedidas son tristes, y porque lo sé he querido irme sin hacer ruido, en silencio, como si todo hubiese sido un sueño, además sabes que nunca se me dieron bien las despedidas, ahora sécate esas lagrimas que humedecen tus mejillas, parte de mí se queda contigo, es lo mejor que me ha pasado, es lo único que he hecho que me hace sentir orgulloso, cuando mires a sus ojos, cuando cojas sus manos, cuando acaricies su pelo, cuando lo acurruques en tu regazo, cuando más me eches de menos, me tendrás más cerca de ti, en esa sonrisa, en esos suspiros, en cada gesto, y en cada momento, me voy pero me quedo, y me quedo contigo, no como los dos hubiésemos querido pero sí para siempre. Desde donde esté miraré siempre como se desvanece el sol en el ocaso, y mientras desaparece los últimos rayos de luz pensaré que tu también estás mirando la misma puesta de sol, por un momento y en algún lugar nuestras miradas coincidirán, y allí donde esto suceda permaneceremos juntos hasta que la noche le gane el terreno al día, esos instantes son nuestros, abrazados sin decir nada, en silencio con el suave murmullo del viento entre los árboles, con la dulce melodía de los pájaros, mirando juntos como aparecen las primeras estrellas y con ellas he de irme, pero mañana hay otro atardecer.

domingo, 18 de septiembre de 2011

La amistad no se olvida

Un perro yo tenía, que para que le acariciara la panza, se ponía panza arriba, corriendo se pasaba todo el día, de la cocina al salón, del salón a la cocina. Era pequeñito y suave, como una madeja de lana, me pasaba mañana y tarde acariciando su panza, por mucho que lo acariciase jamás me cansaba. Un perro yo tenía, que cuando lo llamaba siempre acudía, movía su rabo para demostrarme su alegría. Largos eran los paseos que con él me daba, desde mi calle hasta la plaza, hiciera mal día o bonanza, atado con su correa o suelto de ella. Yo tenía un perro, mi fiel compañero, mi amigo del alma. Un perro yo tenía que le ladraba al vecino de arriba, extraña relación la que ellos tenían, de amor y odio, de cariño y simpatía, cuando mi perro se marchó, seguro que mi vecino alguna lagrima derramó. Mi perro en realidad era una perrilla, que por nombre “Nuca” tenía, era una juguetona pequinesa, de color canela, curiosa y traviesa, el silencio ha ocupado su sitio, su presencia ha dejado lugar a un gran vacío, ya no corre por lo pasillos, ya no le ladra al vecino, ya no se pone panza arriba, se nos marchó un mal día, nos dejó sin su compañía. Aún creo que detrás de la puerta me estás esperando, que cuando la abra te voy a ver saltando. Un perro yo tenía, que me ha dejado triste y solo en mi agonía, ella todo se lo merecía, todo el mundo la quería, mientras estés en mi recuerdo, seguirás estando viva, corriendo de la cocina al salón y del salón a la cocina.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Campanas de boda

A mi querida hija:
Parece que fue ayer cuando aprendiste a andar, todavía recuerdo tus primeras palabras, lo emocionante que fue para ti y para nosotros tu primer día en la escuela, en un cajón guardo tu primer diente, aún resuena en mis oídos el barullo de tus travesuras, y es que por muchos años que se pasen tú seguirás siendo mi niña, “mi trasto”.No puedo retenerte bajo mi tutela, no se le puede poner limites al viento, siempre fuiste un espíritu indomable, pero si de algo he de estar orgulloso es de tu madurez, de la sensatez que vienes demostrando en lo que se refiere a tu futuro, pero siempre encontraras en nosotros, tu familia, el apoyo que necesites, y es que por muchos años que se pasen tú seguirás siendo mi niña, “mi trasto”.Agradezco, vuestra presencia, a todos los que han acudido a acompañarnos en este día tan especial, pero si a alguien tengo que agradecerle algo es a mi niña, “mi trasto”, pues con su llegada iluminó aún más la llama que manteníamos viva su madre y yo, fue el aire fresco, ha sido el punto de unión, es el motivo de nuestra vida, será fuente inagotable de momentos inolvidables. Por eso te digo Lidia, gracias por estar con nosotros, gracias por ser como eres, gracias por dejarnos compartir un pedacito de tu vida. 





Cantaban los ruiseñores en los jardines de la Alhambra,Susurraba el agua por entre las fuentes,La noticia corría de un lugar a otro de Granada,Una bella mora se casaba.Iba hacia el altar sonriente,Del brazo de un orgulloso padre,Entregaba su más preciado diamante,A un apuesto pretendiente.Al amparo de sierra nevada,Entre rojas granadas y verde aceite,Agasajados los invitados en un grandiosos banquete,Celebraron la unión de esta pareja agraciada.Cantaban los ruiseñores y susurraba el agua,La felicidad de esta pareja está asegurada.

sábado, 3 de septiembre de 2011

De un padre a un hijo


El ruido de esa gota de agua que resbala por la boquilla del grifo, esa gota que incesantemente atormenta mis oídos, un rítmico ruido que golpea el esmalte del lavabo, esa gota que atesora en su interior el tiempo transcurrido, esa gota de agua relantiza mi existencia, hace posible que el transcurrir del segundero dure más de un segundo, que las horas se vuelvan eternas, que aprecie el movimiento de las estrellas, que saboree el dulce néctar del aire, que me conmueva con una caricia, que llore como un niño. Gotas que se escurren por entre los dedos de mi mano, escapáis de la prisión en la que me veo, aislado del tumultuoso río de vida que me rodea, inundaciones de amor desbordadas, y yo tan solo soy un espectador, y casi nunca consigo comprender el significado de lo que veo, no alcanzo a entender este mundo tan lleno de sentimientos contradictorios, cae a mis pies la venda de mis ojos, el egocentrismo amenaza con desaparecer y dejarme a solas con el dolor, ya ni esa gota de agua traviesa es capaz de distraer mi pensamientos, que vagan como alma en pena, atravesada por los dardos de la injusticia pueril de la justicia divina, como esas gotas que aparecen y desaparecen ha sido tu compañía, tan breve, tan breve, que apenas he podido conocerte, gota que ya no resbala por la boquilla del grifo, gotas que brotan de los ojos y riegan la tierra que debiste pisar. El corazón se me empequeñece de tal forma que me duele, nubla mi vista, aturde mis sentidos, la ultima mirada, la ultima palabra, el ultimo gesto, no es de un niño, pertenece a un ángel.


domingo, 28 de agosto de 2011

A un hombre bueno




Ausencia, soledad entre la multitud, silencio roto por el llanto, pesadumbre del alma, angustiosa espera del definitivo adiós, mis manos extendidas al infinito para intentar abrazarte, mis palabras ahogadas en el mar del desaliento. Tu ya no estás y desde el primer día ya te echamos de menos, tus palabras, que no entendimos en su momento, toman ahora sentido, has sido un hombre bueno y como tal te recordaremos, te recordaremos al ver las estrellas, en una noche clara de verano, desde tu terraza, te recordaremos encabezando nuestros días de campo, te recordaremos por esas charlas interminables y llenas de sabiduría, te recordaremos como el viejo Gepeto de tus nietos, tu recuerdo será imborrable en nuestra memoria, sabiendo que somos quienes somos en cierta manera por haberte conocido.
Suave viento del norte que traes el frío de la noche, viniste a llevarte algo que no te pertenecía, nos arrebataste el eje de una existencia, el pilar de una familia que se derrumba en la tristeza por la perdida de un ser querido. Oscuridad de una noche que parece no tener fin, en ella andamos perdidos, sin rumbo, desorientados por la tragedia que nos tenía reservada el destino, cruel destino que nos parece injusto y doloroso, que nos golpea brutalmente. El silencio de las palabras hace reinar el imperio de las miradas enrojecidas de dolor, llanto sobre llanto inundan de lagrimas nuestros recuerdos, recuerdos que se esconden en cada rincón de una casa que sin él está vacía y fría.

sábado, 20 de agosto de 2011


El divorcio


El amor, la felicidad, son palabras que se lanzan al viento, son sentimientos que van y vienen sin ningún argumento. Infidelidad, traición, es lo que nos queda cuando el viento de la pasión deja de soplar. Corazones heridos, sentimientos desgarrados, profunda tristeza, la soledad invade nuestra miserable existencia, la pena lo llena todo, pero mis palabras o la carencia de las tuyas no impide tu ausencia. Pero si has de ir, ni mil palabras más, ni una lagrima más, no más llantos, no más pena, olvidémonos del oscuro lamento de la depresión, no se merece ni una lagrima más, déjalo ir, si eso es lo que quiere, déjalo marchar, los recuerdos son dolorosos pero inevitables, la separación no tiene motivos por lo que es doblemente tormentosa. Mira tus manos temblorosas como arropan tus dos motivos para seguir viviendo, escucha el murmullo de los sueños inocentes de tus angelitos tiernos, tus lagrimas fluyen en la noche sin tener donde secarlas, tu mirada ausente sigue escrutando el vacío dejado, mil preguntas resuenan aún en tu cabeza, tu culpabilidad no te abandona aunque no seas culpable. La luz apagada del salón y con la frente pegada en el frío cristal del balcón, ¿dónde estás?, te resistes a perderle, dejas resbalar una mano por la escarcha del cristal, dibujando con los dedos su nombre, lo haces desaparecer con ira de un manotazo, no puedes evitar seguir llorando, han sido ocho años de tu vida, maldices mil veces y te derrumbas en el sofá, las lagrimas han empapado el cojín, no quieres que llegue mañana para no tener que responder la amarga pregunta, “y ahora ¿qué?”.